Reflexiones Galería o no Galería, he ahí el problema.
La fuerte contundencia de las redes sociales en el ámbito del arte contemporáneo, no sólo en los procesos creativos conocidos, sino también en la aparición de nuevas formas creativas y mejora de las anteriores; ha sustanciado la argumentación de infinidad de artistas que alrededor del mundo han visto la oportunidad de sacar adelante su obra a través de la incalculable oferta que se permite en las redes sociales.
En este sentido, se ha creado un
nicho donde artistas con talento informático o con la ayuda de conocedores de programas
virtuales de diseño disponibles en el mercado, han salido de sus talleres para
explorar nuevas formas de exhibirse de manera autónoma, dejando de lado a las
tradicionales galerías, que hoy día y con el advenimiento de la crisis sanitaria
mundial han visto mermada sus capacidades como intermediarios y han debido dar
un golpe de timón hacia nuevas formas de negociar con el artista.
Hoy día, muchas galerías
aferradas al currículo del artista y a la capacidad comunicacional y presencia de
la obra y su autor, han girado obviamente hacia la escena virtual. Sin embargo
y con las acciones llevadas a cabo por individualidades del arte (el artista
independiente o autónomo) para establecer su presencia en distintas plataformas,
esta discusión del currículo o de la cantidad de exposiciones colectivas o
individuales del artista, se vuelve un tanto obsoleta, cuando la dinámica
actual de las redes sociales, le permite al artista exhibirse literalmente a
cada minuto, cambiando las reglas del juego.
El concepto de la Galería de Arte
como Gestor para la vinculación del arte con las masas, dejo de serlo al
convertirse en espacios exclusivos para ciertos segmentos de la población; la
masa, no formaba parte de ese interés que se estratificaba según el poder
adquisitivo. Ahora, las redes sociales y otras plataformas virtuales ponen al
alcance al artista con su público activo y potencial.
Si durante el siglo XX el arte
necesitaba de una redefinición debido a sus cambios de dirección hacia una
interdisciplinaridad; en los apenas veinte años del siglo XXI quedan muchos nuevos
cabos sueltos para redefinir el arte y lo que pasa con él, especialmente en el
ámbito de las artes visuales, donde a duras penas puede consolidarse un
imaginario contemporáneo donde quieren hacer que quepa todo y que sigue
teniendo como referentes, la especie de onda acústica que llega desde finales
del siglo XIX y del siglo XX, en síntesis de cualquiera de los estadios o
criterios de surgimiento del arte contemporáneo a los que se vincule el artista
o su propuesta en la línea de tiempo, bien sea desde el siglo XVIII con la revolución Francesa o la
culminación de la II Guerra Mundial; una arquetípica torre de babel globalizada.
Es decir: #quequepatodo.
Como en otros momentos de la
historia del arte, el artista vuelve a ser el eje de un adelanto en la época y
va paulatinamente permeando a una sociedad que le lleva la delantera, rompiendo
en este caso con relaciones que muchas veces inexistentes, hacían de barrera
para su contacto con las masas y su visión del arte. Por otra parte, queda por
definir si la tarea de la investigación parece no abordarse sino como un estímulo
mercadológico o político.
Tal apreciación se aleja
realmente de lo que por principio busca el artista y que está relacionado con
su visión de la vida que es a su vez su propia visión del arte y el
posicionamiento de ésta.
Lo cierto es que dada la
situación donde el artista es capaz de tomar ventaja de las herramientas
virtuales, que favorecen la “constante” interdisciplinaridad, habría que preguntarse
¿cómo se están moviendo las galerías? sobre todo en nuestro entorno, donde a
duras penas pueden organizarse sobrepasando los impedimentos que suponen una
crisis nacional de muchas aristas.
En experiencias recientes, vemos
que con singularidad se sigue apostando a la visibilidad del artista, y al currículo.
Es decir, cuanto y como vende, quien es, que ideas defiende, lo cual no es nada
anormal, sin embargo y a sabiendas de los nuevos medios y que aun existen
artistas que se encuentran desolados si no tienen presencia en una exposición o
una galería, la realidad se hace evidente cuando centenares de artistas
plásticos en todo el mundo hacen uso de las redes sociales cada vez con mas
frecuencias para hacer visible su trabajo y la consecuencia lógica, a la venta
del mismo.
Otro asunto en discusión es si ¿es
arte o no es arte lo que se exhibe en las redes? Cómo es de lógica muchos están
utilizando las redes para mostrarse y en algunos casos sus propuestas distan
mucho de ser propuestas artísticas, pero ¡vaya si hay lugar para ubicarlas! Sobre
todo, si recibe el impulso de sus “fans” lo cual no es malo, eso es lo que han
hecho las galerías a lo largo del tiempo obviamente hay que considerar que todo
este apoyo también puede ser efímero. Los “Likes” no son investigación, sólo un
número de visitas que no obstante traen consigo otro tipo de entusiastas que
pueden ver el potencial de conectarse a esta red y también beneficiarse. Ocurre
que esto llama la atención y aumenta el potencial del artista y su obra no solo
para su visibilización, sino también económicamente, que al fin y al cabo es lo
que requiere el artista.
Por otro lado, las galerías
deberían hacerse eco más que de conceptos, de la investigación que fundamenta a
los nuevos artistas, que no por “nuevos” significa jóvenes. En las redes hoy se
encuentran miles de artistas visuales que han retomado sus carreras o
simplemente las han iniciado tardíamente, otros son experimentadores artistas
vivenciales, y algunos más, han canalizado sus conocimientos en distintas áreas
y las llevan a la estética plástica. De todas estas experiencias se desprenden extraordinarios
talentos que van poco a poco alimentando la actualidad de las artes visuales. A
ellos se suman diseñadores gráficos, arquitectos, paisajistas, y especialistas
informáticos, haciendo aún más ecléctico el paisaje de las artes y
estableciendo relaciones por demás productivas y en las que las galerías deberían
funcionar como traductores de este hecho, sin exclusiones conceptuales (#cerovisitasaltaller).
El movimiento masivo que se está produciendo en las redes está desbloqueando
las fronteras de las viejas concepciones del accionar galerístico en este nuevo
mundo cultural globalizado que no ignora los principios fundamentales de las
artes y las Galerías de Arte como mediadoras entre Artista y sociedad deberán
dejar de ser simples “dealers” de un sector específico de la sociedad y dar
respuesta tanto a Artistas como a la sociedad.
Elio Montiel
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