Los sesgos del Derecho

 Elio Montiel. Serie: Arte no Convencional. Los Sesgos de Derecho. 2019, Blanco y Negro. 1000 x 1600 (variable). Colección personal. Caracas, Venezuela. Octubre 2019.


Me gusta salir a la calle con la cámara fotográfica o simplemente con mi teléfono a tomar fotografías de lo que suelo llamar “Arte no convencional o Arte del Inconsciente” 

La foto corresponde a una serie denominada Arte no convencional. La calle posee una dinámica a veces tan violenta, tan veloz que solo puede ser superada por el pensamiento. Con ese “cómo” se suceden las cosas en nuestra cabeza. Las ideas salen y entran a velocidad indescriptible, decisiones que parecen de último momento, acciones que no se revelan sino hasta que te detienes y observas a tu alrededor y despiertas. Es ese darse cuenta lo que a veces busco en el deambular con o sin razón, simplemente buscando imágenes que me den algo para interpretar de ese inconsciente que aguarda para producir un elemento mas que se une al contexto en el que interactúa. 

En octubre de 2019, la crisis económica, social y política de Venezuela llegaba a un punto donde la confrontación no podía ser medida por masas. Mucha de la gente que acompañaba a la oposición al Gobierno, se encontraba desgastada, poco convencida de las decisiones tomadas por los representantes del gobierno interino. Las convocatorias a manifestar ya no tenían los resultados del principio, cuando un pueblo quiso creer en una nueva propuesta de la oposición, que ya muchos denominan traidora. En el inconsciente colectivo, todas las acciones realizadas por el interinado se suman a una larga lista de decepciones con la clase política del país, la cual no ha respondido con soluciones, que sonaban a corto plazo en boca de los “nuevos representantes” de la política de oposición. Por el contrario, la situación es cada vez más dura para los venezolanos y ha ido socavando de forma inadvertida en la esperanza del ciudadano común. Los derechos reclamados por los venezolanos no reciben respuestas y el deterioro económico está llevando a la población a niveles de pobreza desconocidos en otras épocas. La Venezuela actual es una especie de limbo donde cada quien sobrevive a duras penas. El deterioro moral ha terminado por destruir las bases en todos los niveles y ha permitido que la crisis deje de ser social, económica, política, alimentaria y de salud para transformarse en una crisis de humanidad; una humanidad que lucha por su derecho a sobrevivir sin indicar el más mínimo interés por la sobrevivencia del otro; ha sido una estocada mortal en la fibra emocional del pueblo y la flagelación de los valores con los que construimos país.

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